LIDIA GONZÁLEZ

Capitana de pesca. O Rosal, Pontevedra.

La sencillez y sinceridad de Lidia cuando habla de su profesión no nos hace imaginar todo el trabajo y tenacidad que hay detrás de su historia.

Enamorada del mar y de todo lo relacionado con él, comenzó su relación con este medio cursando estudios de acuicultura. Después, aconsejada por su padre, guardacostas de profesión, que ya debía de ver en ella esa capacidad innata para disfrutar del oficio a bordo, se formó como patrona de pesca.

Las prácticas que se llevan a cabo al terminar esta formación no fue capaz de hacerlas en un pesquero, y tras una época de búsqueda sin fruto, optó por seguir estudiando. Se fue hasta A Coruña a cursar la carrera de Marina Mercante, y justo cuando estaba terminando conoció REDMAR, un proyecto de FUNDAMAR que ayudaba a mujeres del sector a embarcarse en barcos de pesca.

Así acabó Lidia como segunda oficial de puente en un barco de arrastre de Malvinas, cumpliendo su sueño de embarcar en un pesquero. Destaca de su oficio la posibilidad de conocer gente de diferentes culturas con otras formas de pensar y de las que siempre se aprende. También destaca el salario, que para ella es alto en comparación con los que se pueden conseguir en tierra.

Reconoce que es un trabajo exigente, pues los salarios percibidos dependen de los beneficios económicos de la empresa al finalizar cada período de pesca, y estos dependen a su vez de las capturas que el barco lleve a tierra. Además, cuanto antes se termine de pescar antes se puede volver a ver a la familia.

Encontrar embarque, que te den esa primera oportunidad para demostrar lo que vales y seguir formándote es la principal dificultad que se encuentra cualquiera cuando quiere empezar en el mundo de la pesca. Y ser mujer no ayuda, aunque que ya fue más difícil, porque siguen a ser pocas y se les exige demostrar más que si fuesen hombres.

Con todo, fue capaz de hacerlo. Embarcó en pesca. Y consiguió ascender en poco tiempo a primera oficial, y que sus superiores la animasen a obtener el título de capitana de pesca en el Instituto Marítimo Pesquero del Atlántico en Vigo, el cual ya está en sus manos. Está orgullosa, y no es para menos. Para ella su principal logro es el de sentirse escuchada y valorada como profesional en un sector muy exigente.

En el mar siempre hay situaciones de riesgo, y para ella aprender a gestionarlas es de vital importancia. También aprender de los errores y mejorar todos los días. Esta Brava del Mar habla de insistencia y aprendizaje como si fuesen la clave de todo.

Prevé un futuro prometedor en la pesca para cualquiera que se quiera aventurar en este sector. Está convencida de que las mejoras en la habilitación y en las condiciones de vida a bordo realizadas por las empresas armadoras en los últimos años seguirán en el futuro, y que los salarios harán que sea una opción laboral atractiva para las futuras generaciones.