MERCEDES GONZÁLES
Fundadora de Rosa de los Vientos. Bueu, Pontevedra.
El sector pesquero es muy amplio, y si bien OPROMAR representa a los productores, otro subsector de vital importancia para Galicia es el de la transformación. A este subsector pertenece la empresa Rosa de los Vientos, fundada por Mercedes y su marido hace algo más de un cuarto de siglo, y que se dedica a la elaboración de productos frescos y congelados, siendo su especie estrella el pulpo, pero no la única.
Mercedes tiene una historia familiar ligada al mar y al pulpo desde el siglo XIX. Sus abuelos tenían barcos de pesca y su abuela secaba y vendía pulpo. Su padre también marinero y su madre redera siguieron viviendo del mar y de sus recursos.
Comenzó a trabajar con 14 años en la empresa familiar. Cuenta que cuando sus tías abandonaron el negocio heredado, ella no dudó en hacerse cargo. Siempre le encantó su trabajo y la independencia económica que este le otorgaba.
En el año 1991 hubo una ausencia total de pescado para cebo en las Rías Baixas, y no dudó en coger el coche e ir a buscarlo a A Coruña para que su marido pudiese seguir pescando. Al día siguiente ya tenían cuarenta clientes y empezaron con el negocio del cebo.
Persona resuelta donde las haya, dice que nunca tuvo dificultades para trabajar, pero sí que tiene claro que ser mujer implica salarios menores, y lucha para que eso no pase en su empresa, donde ella lidera un grupo de personas como si fuesen una gran familia. La proximidad en el trato crea un buen ambiente de trabajo que permite conseguir el éxito en aquello que se propongan, pues el trabajo en equipo es su secreto del día a día.
Perfeccionista hasta límites insospechados, esta Brava del Mar que transmite serenidad al hablar, no concibe un trabajo que no esté bien hecho. Que las cosas salgan como tenía planeado es su mayor satisfacción.
Como mujer tiene claro que las tareas en su empresa pueden ser realizadas tanto por hombres como por mujeres, pero cree que ellas aportan un punto de seguridad y sosiego al día a día que hace que todo se desarrolle en mejores condiciones.
Es optimista por naturaleza, y cuando habla de cómo se internacionalizó su empresa dice que fue una casualidad nacida del mal momento del sector en el año 2002 tras el accidente del Prestige. Pero escuchando su relato, una se da cuenta de que no estaba dispuesta a ver caer todo aquello por lo que había luchado, y que una vez más no dudó en coger la maleta e ir buscar el producto a donde hiciera falta. En este caso viajó a Marruecos y Mauritania para comprar pulpo que después también consiguió exportar debido a la falta de producción en el resto del sector.
Para Mercedes la pesca se encuentra actualmente en un punto de inflexión o cambio, ya que factores como el cambio climático, la carencia de cuotas suficientes, o la falta de tripulaciones están obligando a las empresas pesqueras a adaptarse a las nuevas necesidades que determinarán su futuro. Y tiene claro que su empresa depende de su éxito.